La peculiar figura del charro mexicano es un símbolo
de nuestra mexicanidad.
Desde una perspectiva, histórica, la figura del charro mexicano, se remonta a la época de la colonia, cuando se originaron las haciendas de economía mixta, agrícola-ganadera, conocidas como estancias o ranchos. Sin embargo el primer contacto de los pobladores indígenas de América con el caballo, animal de cuatro largas patas, empleado como medio de transporte, se remonta a la época de la conquista. | ||
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Cortés desembarca en Veracruz en 1519. | |
el dios rubio, de piel clara y ojos
azules, que según la leyenda había de regresar en su ayuda, procedente del mar.
Al desembarcar, los conquistadores españoles traían consigo 14 caballos a quienes los habitantes indígenas confundieron como caballo y jinete en un solo ser. Fueron tomados por monstruos, ya que los indígenas no conocían semejante animal. Las armaduras, los cañones y los fusiles contribuyeron a la convicción de que Cortés y sus hombres eran seres superiores, declarándose la población indígena en sumisión. Con las huestes del extremeño llegaron 16 caballos que en Tabasco hicieron por primera vez su aparición bélica con 'pretales y cascabeles', mostrando el arte de montar a los aborígenes. Bernal Díaz del Castillo, conquistador y hombre de campo, entendido en equinos, supo relacionarlos con los nombres de sus dueños. | ||
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que parió en el navío; es decir el
primero nacido en tierra mexicana."
Aquellos caballos y yeguas, fueron los primeros que trotaron por el territorio. Sin embargo por razones de tiempo y de guerra no deben considerarse aún como la simiente de la caballada mexicana. | ||
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Matanza de Cholula, Lienzo de Tlaxcala | |
Conocido es que la legislación
europea fue inflexible para castigar a los infractores hasta con la pena de
muerte.
Sin embargo, los indios y los mestizos tenían que ocuparse del cuidado de todos los animales y como los caballos estaban en libertad, había que lazarlos, jinetearlos y amansarlos con la reata. Fue así como Don Antonio de Mendoza, primer virrey de la Nueva España, (1535-1550) se vio obligado a otorgar permisos para que los indios montaran, pues había que defender la tierra y cuidar el ganado. En 1619 , el virrey Luis de Tovar Godínez otorgó el primer permiso escrito para que 20 indígenas en la Hacienda de San Javier , Pachuca, actual capital de Hidalgo, "pudieran montar libremente caballos con silla, freno y espuelas. Las necesidades rurales variaron las circunstancias, pues se precisó de la ayuda de los aborígenes para la guerra y los servicios rurales. Dentro de los precursores de la Charrería en México, se reconoce a Sebastián de Aparicio (1502-1602).
Sebastián llegó a la Nueva España en
1532, desempeñándose como carretero y constructor de caminos.
Más tarde, adquirió una hacienda en Puebla dedicándose a la ganadería y la agricultura, así como amansador e instructor de actividades relacionadas con la domesticación y aprovechamiento de las bestias para el tiro, la carga y la silla. Sebastián de Aparicio, murió en su hacienda de Puebla en 1602. La Fiesta Charra durante la Colonia… En el siglo XIX, durante la época de la colonia, los terratenientes, poseedores de ganado y propietarios de grandes extensiones de tierra, fueron los mayormente beneficiados con la economía rural, para la cual, requirieron de gran cantidad de trabajadores. Las haciendas prósperas, llegaron a emplear varios centenares de peones permanentes, un tanto eventuales y en menor cantidad de arrendatarios y de aparceros que se encontraban en los límites de las haciendas, esparcidos en rancherías o congregaciones y en pequeños caseríos. El agro mexicano giró durante varios siglos en torno a la economía de las haciendas, predominando aquellas criadoras de ganado mayor, en donde | ||
Charros en la época colonial. |
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Conforme a lo reglamentado en 1574,
el rodeo era una batida circular que hacían los vaqueros montados en sus
caballos para bajar el ganado de las serranías y concentrarlo en un punto donde
se haría la selección de animales, ayudándose de largas puyas con punta de
hierro, similares a las garrochas.
Los animales sin marca “orejones” se repartían entre los distintos “señores de ganado”, y los de marca desconocida eran entregados a los representantes de las autoridades virreinales como bienes mostrencos. La faena de amansar y arrendar o hacer a la rienda los caballos que, como el ganado bovino se habían multiplicado en estado semi-salvaje en las grandes planicies, requería de hombres diestros y entrenados.
Para separar el ganado que vagaba sin
reconocer límites de la Hacienda a la que pertenecían, se designaba un sitio
llamado rodeo. Ahí se reunían para contar, reconocer y vender el ganado
mayor.
Enseguida los vaqueros marcaban a las bestias con el hierro del hacendado en sitios especialmente designados, ocasión que se convertía en una celebración colectiva. Nacieron entonces los herraderos y así algunos animales eran elegidos para la agricultura o el transporte, y se procedía a caparlos para facilitar las labores. La actividad conocida como “Coleadero” surgió como una necesidad, pues a menudo, las haciendas tenían demasiado ganado; una vez que los animales estaban separados, los vaqueros acostumbraban derribarlos, tirándolos por la cola. Surgía así entre los jinetes un enfrentamiento amistoso-deportivo. | ||
Los Charros… De sus andanzas y
faenas…
Durante las dos primeras décadas del siglo XX tenían todavía lugar los rodeos, llamados entonces jaripeos. En el corral mayor se llevaba a cabo la concentración de animales para iniciar la selección en dos pequeños corrales anexos y realizar las tareas de conteo, herraje y capazón, implicando la participación de experimentados jinetes, muy hábiles en el manejo de las reatas para las lazadas de los animales. A los jaripeos se invitaba a connotados charros, expertos en las lides de lazar, colear y jinetear el ganado. Participaban también los señores hacendados y el espectáculo era presenciado por sus familiares y por la población ranchera de los alrededores. Para dar de comer a toda esa concurrencia, eran sacrificados tres o cuatro novillos y se preparaba una suculenta carne acompañada de las populares tortillas recién echas en los comales.
No faltaba el tequila en botellas o
bules que se acostumbraba beber a boca de botella, pasando de mano en mano. El
Tequila era traído de las tabernas cercanas que lo producían.
La música daba el último toque a la fiesta campirana amenizada por un conjunto de mariachi de alguno de los ranchos próximos. Entre los de a caballo, no faltaban los desafíos de tirar una botella al suelo, y a carrera tendida, levantarla sin caer del caballo… | ||
El Charro protagonista en la Historia de México… | ||
A lo largo de la Colonia y en la
época de la Independencia, abundaron los hechos importantes de nuestra historia
en los que el hombre a caballo jugó un papel de vital importancia, tanto
en las luchas, como en el mantenimiento de la paz, y gracias a sus hazañas los
charros consolidaron su figura.
El antecedente de cómo se fue conformando la charrería como grupo importante, se remonta al siglo XVIII, cuando un contingente de soldados llamados “Dragones de la Cuera”, vigilaban los presidios desde Bahía Matagorda, en el Golfo, hasta el río Sacramento, en California del Norte. El grupo protegía a la Nueva España de las invasiones de los indios bárbaros, allá por 1730. De la vestimenta de estos soldados, sobresalía la cuera de ante, que resultaba resistente a las flechas y hacía las veces del “escahuipil” de la época prehispánica. Esta prenda tenía mangas y llegaba hasta las rodillas; estaba acojinada por dentro con piel de borrego y era usada con un cinturón de piel cruzado al pecho. En las bolsas de la cuera, estaban bordadas las armas del rey. | ||
miércoles, 11 de diciembre de 2013
Charreria
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